Estados Unidos y el norte de México se encuentran en alerta máxima mientras enfrentan una de las peores tormentas invernales de la temporada, impulsada por un fenómeno climático extremo conocido como “ciclón bomba” o bomba ciclónica. Las temperaturas gélidas, vientos helados y fuertes nevadas han paralizado regiones enteras, dejando estragos a su paso.
En medio de este clima, los servicios de emergencia y organismos gubernamentales están desplegando recursos para hacer frente a las consecuencias del ciclón bomba. Se han establecido albergues de emergencia en áreas vulnerables, proporcionando refugio, alimentos y atención médica a aquellos que se ven afectados por las extremas condiciones climáticas. Además, las autoridades han cerrado carreteras peligrosas y han instado a la población a evitar viajes no esenciales, contribuyendo así a la seguridad general y reduciendo el riesgo de accidentes.
El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) explica que un ciclón bomba se forma debido a una combinación de baja presión, aire frío y húmedo, nevadas y fuertes vientos. Este fenómeno es caracterizado por un rápido fortalecimiento de las tormentas, que caen a una presión atmosférica de 24 milibares en un lapso de 24 horas, generando inundaciones, tormentas de nieve y vientos comparables a un huracán de categoría 1.
Hasta el momento, la tormenta ha provocado la cancelación de más de 2 mil vuelos en el medio oeste de Estados Unidos, acompañados de vientos intensos y temperaturas extremadamente bajas, causando caídas de árboles, apagones, baja visibilidad en carreteras y lamentablemente, la pérdida de al menos cinco vidas.
