HABLILLAS Por: José Ángel Parra.
Algún miembro de La Rebel reflexiona en cuanto la Liga MX hace oficial la mudanza de La Máquina en el histórico Olímpico Universitario, casa deportiva de la UNAM: “Imagínense un Cruz Azul contra Pumas, por ejemplo, en una final, y que el estadio esté lleno de aficionados de ese equipo. Sería una burla a toda la afición universitaria, pero eso no le importa a los que ya tienen plata en los bolsillos”.
Ante el reclamo, la aclaración llega enseguida. La Máquina, aseguran, no será local contra Pumas en la fecha 14, no en el inmueble del Pedregal. Tampoco lo será si se topan en Play-In o Liguilla. Además, el equipo celeste tendrá que dejar intactas las banderas con el tradicional emblema felino; la barra Sangre Azul o cualquier otra del club cementero, no podrá instalarse en la tribuna del pebetero, la cual es exclusiva de La Rebel, aun cuando su escuadra no juegue ese día. En resumen, el recinto sólo lucirá el escudo cementero en los banderines de córner. Eso sí, el sábado pasado, frente a los rojinegros, taparon de manera burda -con una lona circular- el gigantesco logo Puma ubicado en la puerta de maratón. Con todos estos elementos, sinceramente, no podrá sentirse plenamente como en familia. Esa idea ha quedado enterrada una vez que la directiva ha resuelto abandonar el estadio Ciudad de los Deportes, donde había encontrado una conexión importante con la tribuna, algo que parece más propio de un desplante de Iván Alonso o de su técnico, dada la nula privacidad que hallaron los azules en la zona de vestidores del escenario de la Colonia Noche Buena, en la que tenían que convivir con el área destinada a las conferencias de prensa, por lo que prácticamente era imposible ocultar berrinches, tal como sucedió en la semifinal de vuelta contra América, en el certamen pasado.
El tema va más allá. Sin hogar, cual auténtico arrimado, el propositivo subcampeonísimo ha debutado en el inmueble auriazul con una preocupante inasistencia en la primera fecha del Clausura 2025 frente al Atlas. El frío ha puesto algo de su parte y los Zorros, para colmo, se han llevado un valioso puntito del coliseo felino, en el que no se sabía cuál de las dos oncenas fungía como anfitriona. Así de triste. Pobre Máquina. Tendrá que sortear el naciente 2025 sin un campo en el que contagie el calor de su gente.